Tras
la confusión de la caída comenzó a palpar el suelo, pero para su sorpresa no
había nada parecido a ello. Paso sus manos al rededor del lugar en el cual se
encontraba sentada y descubrió que eran — un poco ásperas para su gusto —. Miro
hacia abajo y se vio sentada sobre lo que parecía ¿un cuerpo? Se giró
rápidamente y vio que se había caído sobre una chica más o menos de su edad o
quizás un poco más mayor. Era morena con el pelo castaño, largo y rizado —
mucho más que el de Alison — muy voluminoso. La chica tenía los ojos cerrados y
eso causo que Scotfield se asustase.
"¡Oh
no! ¡La he matado!", se dijo para sí poniéndose más nerviosa todavía y
mirando a todos lados mordiéndose las uñas. La chica se movió debajo de ella y
se giró para mirarla a la cara. Abría lentamente los ojos y respiraba con
dificultad.
—
¿Qué tal si...? — dijo lentamente — ¿... te quitas de encima? — volvió a
mirarla y descubrió que la miraba con el ceño fruncido. Aún no se había quitado
de encima suyo.
—
¡Si! Lo siento mucho — se levantó rápidamente provocando que la chica tomase
una gran calada de aire para recuperar el aliento —. Lo siento mucho, en serio,
es que yo, resbale y...
—Si.
Lo sé. Lo he visto — dijo bruscamente cuando se levantaba del suelo. Una vez lo
hizo se tocó el estómago con gesto molesto —. ¿Sabes qué? Deberías plantearte
hacer una dieta. No eres precisamente una pluma.
—
No te preocupes, yo haré dieta cuando tú sepas combinar los zapatos con las
camisetas — dijo lentamente mirándola de arriba abajo. La chica se miró la ropa
con gesto confuso. Alison rio por lo bajo ante su victoria. Se dio la vuelta y
camino a la puerta y sin dirigirle la mirada a la muchacha se despidió —:
Adiós.
Cuando
salió a la calle no vio a ninguno de sus amigos esperándola. Ando por la
solitaria calle en busca del club, ya que había entendido que sus compañeros no
se habían percatado de su ausencia. Siguió caminando por la calle semioscura
alerta a cualquier ruido o movimiento que hubiese en ella. Tanto fijarse en esa
calle no advirtió que alguien se había colocado tras ella sigilosamente. El
sujeto en cuestión con un ágil movimiento le tapó los ojos a Alison y esta
trató de zafarse de él, pero no podía hasta que decidió pisarle. Scotfield se
dio la vuelta al oír de quien provenía el grito.
—
Supongo que me lo merecía.
—
¡Paul! ¡Me has asustado! — el muchacho no podía parar de reírse.
—
Lo siento, es que me lo pusiste demasiado fácil — le contestó entre carcajadas.
—
¿Si? Pues no tiene ninguna gracia. Eres… ¡eres un idiota! — dijo comenzando a
enfadarse.
—
¡Venga! No te enfades. Solo fue una pequeña broma — comento siguiéndola ya que
había comenzado a caminar —. Alison, espera — dijo más serio y sujetándole del
brazo para detenerla. Esta se giró lentamente y le miró a los ojos con el ceño
fruncido.
—
¿Qué quieres? — preguntó tras un silencio.
—
Sólo quiero saber por qué me odias — eso sorprendió a la chica que dejó de
mirarle a los ojos.
—
Yo… — tomó aire —. Yo no te odio.
—
¿Y por qué me evitas? ¿Por qué no me miras? ¿Por qué no me dejas besarte? —
Preguntó desesperado y rodeando el cuello de Alison con sus manos —. Estoy
enamorado de ti. Por favor, déjame amarte.
Se
acercó lentamente a ella. Ambos sentían la respiración del otro y sus labios
comenzaba a rozarse débilmente, pero en el momento en el que estos de iban a
juntar algo comenzó a vibrar en el bolso de Alison. Comprendió al instante de
que se trataba y se alejó de Paul negando con la cabeza.
—
Esto no esta bien — dijo tras un silencio y con la cabeza gacha.
—
¿Por qué? — inquirió el chico.
—
Pues, porque… — cerró los ojos y cogió aire —. Yo amo a otro.
—
Pero aun así te dejas llevar. ¿Por qué?
—
Imagino que le beso a él.
—
A Lennon, ¿cierto? — la chica le miro con sorpresa, no se esperaba tal
afirmación por su parte —. Si, empecé a sospecharlo cuando íbamos en la
camioneta de camino a este lugar. Me pareció muy extraño que le dijeses a John
que os complementabais bien a pesar de ser tan diferentes.
—Yo…
Paul, lo siento mucho.
—
No pidas perdón — dijo secamente —. Venga, es hora de irnos.
Echaron
a andar en silencio. “Nos escuchó…”, pensó Alison. “¡Ahora piensa que amo a
John! Oh, Paul, ojala pudieras saber la verdad…”. Llegaron
al local sin haber dicho nada, sin haberse dirigido la mirada y habiendo mirado
hacia puntos diferentes. Una vez entraron por la puerta trasera sus amigos se
abalanzaron sobre ellos preguntándoles dónde se habían metido. Y, como era de
esperar, no podía faltar la broma de mal gusto de Lennon:
—
¿No crees que es un poco pronto para llevártela a la cama, Macca?
—
Eso deberías hacerlo tú — contesto Paul. Tras una mirada intensa a los ojos de
su amigo se marchó del lugar.
Scotfield
observo como se alejaba y se dio la vuelta tapándose la cara con las manos para
evitar llorar. John, al verla, hizo que el resto se fueran para así poder
hablar con ella más tranquilamente sin que hubiese espectadores. Una vez lo
logró recibió una mirada de asco por parte de Liz que no terminaba de
comprender por qué debía ser él quien debía animarla por mucho que le debiese
una explicación.
—
¿Se puede saber que le has hecho a Macca? — preguntó cruzándose de brazos. La
chica negó con la cabeza para apartar sus pensamientos de ella. John se colocó
delante de su amiga y la obligó a mirarle a los ojos —. Dímelo.
—
Le... — comenzó a decir con los ojos cristalizados — . Le dije que estaba
enamorada de ti...
—
Ya sé que soy irresistible, pero ¿por qué dijiste semejante tontería? — la
expresión de Alison cambio al instante.
—
¡Me iba a besar! — dijo alarmada y con el ceño fruncido. Su amigo soltó una
gran carcajada —. No te rías, es algo serio.
—
No me puedo creer que seas de las que piensan que sin ser novios no puede haber
besos — afirmo entre continuas risitas.
—
Eres un insensible, Lennon. Yo no pienso eso, ¿qué harías tú si alguien que no
te gusta trata de besarte? Mejor no contestes — dijo con los brazos cruzados y
marchándose de allí.
Camino
por la parte trasera del bar envuelta en sus pensamientos. Ellos no sabían
nada. No podían imaginar por lo que estaba pasando. Si ellos supieran la verdad
podrían entenderla, pero ¿quién la creería? Nadie. Pensarían que estaba fumada
o drogada, sólo los locos podrían aceptar que se puede viejas en el tiempo, el
problema es que nadie escucha a los locos por el simple hecho de estarlo.
Siguió caminando inmersa en sus
pensamientos cuando, por segunda vez en el día, chocó con alguien. Cayeron al
suelo, Alison se levantó corriendo y pidió disculpas, pero la persona con la
que choco hablo. Ya había oído esa voz fanfarrona en otro lugar.
— Me tiras dos veces en una
tarde, ¿y no me vas a ayudar?
— Siento que tengas que sufrir
tanto por mi mera existencia, no eres la única — contesto Alison con voz fría y
ronca. La chica se asombró al por su tono y contestación. Se levantó y fue
hacia ella.
— ¿Te encuentras bien? — no
contestó —. Podrías ponérmelo fácil al menos, ¿no crees? No acostumbro a
preocuparme por los problemas de los demás.
Scotfield dibujo una media
sonrisa en su rostro y suspiró.
— Discutí con el que creía que
era mi mejor amigo...
— ¿Creías? — la chica asintió
—. No te preocupes por eso, con los amigos siempre se discute. La mayor parte
del tiempo están ahí para molestar.
Alison
rió ante su ocurrencia más calmada y se fijó en los zapatos de la chica, no
pudo evitar soltar una carcajada. La aludida preguntó el por qué de su risa y
esta solo señaló en dirección sus pies. Miró y no pudo evitar ponerse roja,
pero acto seguido se cruzó de brazos poniendo morros.
— No me cambié de zapatos
porqué tú me lo dijeras, simplemente se me ensuciaron.
Se
miraron serias durante unos segundos y al rato estallaron en carcajadas.
— Por cierto, soy Anne, Anne
Michelle Johnson, pero prefiero que me llamen Michelle, odio mi primer nombre —
Scotfield rió.
— Yo soy Alison Marie Scotfield
— se dieron la mano cortésmente evitando no reírse.
— ¿Te apetece venir conmigo a
tomar una copa?
— Claro, no me apetece mucho
reunirme con mi grupo.
Fueron juntas a la parte
delantera del local, es decir, al bar y pidieron una copa. Una vez se la
sirvieron fueron a sentarse en una mesa apartada para poder hablar sin
interrupciones, pero alguien paso corriendo que logró poner nerviosa a Michelle
que comenzó a tocarse el pelo para arreglárselo. Esa persona pasó de largo,
pero al fijarse en la nueva amiga de Alison dio media vuelta con una radiante
sonrisa.
— ¡Michelle! Sabía que vendrías
— exclamó.
— ¿Acaso nunca lo hago?
El chico era bajito, con unos
grandes y expresivos ojos azules, pero, lo que más le llamó la atención a
Alison fue su nariz. Cruelmente pensó que era de un tamaño desproporcionado. Al
darse cuenta de lo que pensó maldijo al cielo por tener que pasar tanto tiempo
al lado de John, solo a él se le ocurriría pensar semejante crueldad.
— ¡Oh! No pienses que soy un
maleducado por no presentarme a tu amiga — dijo el chico mirándola —. Soy
Richard Starkey, aunque por aquí soy más conocido como Ringo Starr.
“¡Ringo!”, pensó Alison con los
ojos como platos. “¿¡Cómo es posible que no le haya reconocido!? ¿Tan
acostumbrada estoy ya a esta época?”.
— Encantada, yo soy Alison
Marie Scotfield.
Ringo se sentó con ella y
comenzaron a hablar de platillos de batería, bueno en realidad solo era Ringo
el que hablaba de los diferentes tipos de platillos que había y, mientras
tanto, desde otra mesa alejada, Aly y Liz observaban la escena incrédulas de
que su amiga las hubiese ignorado y ni siquiera se hubiese dignado a explicarle
lo que había pasado con Paul y John. Vieron la llegada de un chico bajito, miraban
como ella se reía de los comentarios del chico y no podía evitar preguntarse:
¿Habían hecho ellas algo que la hubiese desagradado? Por ello decidieron que
debían hablar con ella, pero ya era tarde cuando volvieron a mirar a la mesa en
la que se encontraban ya no estaban y el resto del grupo se acercaron a ellas
así que decidieron dejarlo para otro momento.
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¡Regresé! Está bien esto de volver a subir un capítulo :)
Gracias a todas por los comentarios y como podéis ver con mi vuelta el blog ha dado un cambio radical ¡WEEEEEJÉ!
Siento no haber podido comentar en vuestras fics, pero leí tooooooodos los capítulos ;)
Este puente - porque en España tenemos un puente - escribiré otro capítulo que trataré de subir el sábado, hasta encintes muuuuchos abrazos psicológios y nos leemos pronto ;)